viernes, 22 de enero de 2010

Reseña Brothers in Arms

En este enlace podéis leer la reseña que han publicado en la web de Hislibris sobre Brothers in Arms de John Antal: http://www.hislibris.com/brothers-in-arms-john-antal/

"Es trepidante, no deja un momento de respiro y constantemente están ocurriendo cosas interesantes. Es sorprendente, y en ocasiones la historia gira de repente hacia donde no se espera. Es conmovedor, no hasta el punto de ser «sensiblero», ni por un momento, pero sí hay fragmentos en los que la narración impacta y conmueve. Es realista, no hay grandes acciones o superhombres y sí en cambio hay muerte y sufrimiento. Es entretenido, como una buena película de guerra. Es para todos los públicos, ya que no es necesario conocer el conflicto o ser un entregado a los temas bélicos para gozar de su lectura. Es recomendable, mucho."

lunes, 11 de enero de 2010

Me cago en mis viejos II

Al igual que la primera parte de estas desternillantes memorias, es este un libro gamberro e hilarante como pocos se publican, y escrito en un lenguaje directo y duro, como ya anuncia su título, que ha sorprendido, escandalizado y divertido a todo tipo de lectores, quienes han situado a su autor a medio camino entre Bukovski y Salinger.
El misterio y secretismo acerca de su autoría no ha hecho sino alimentar el interés por conocer esta obra, publicada originalmente por entregas en El País.


Tras el éxito de la primera entrega, Me cago en mis viejos II se publicó originalmente por capítulos en la "Revista de verano" de El País, a lo largo del mes de agosto de 2009. Provocó de nuevo un alud de comentarios y críticas de todo signo, así como especulaciones acerca de la verdadera identidad de su autor, que sigue sin ser desvelada, pero acerca de la que se han publicado las conjeturas más diversas y disparatadas.

"Os diré que en septiembre volví a catear la selectividad. Que en octubre fui a pedir curro a una ETT. Que en diciembre me proporcionaron uno de camarero para el que había que hacer un curso obligatorio. Que me descontaron la mitad de lo que gané en las comidas de empresa de Navidad para pagar el curso de los cojones. Que en enero se acabó el curro. Que me pasaba el día mirando al techo. Que mi apatía provocó en casa una bronca histórica. Que di un portazo y me largué. Que pasé una semana a la intemperie. Que enfermé. Que volví al hogar. Que según el médico había caído en un estado de estupor. Que busqué estupor en el diccionario y significaba "disminución de la actividad de las funciones intelectuales acompañada de cierto aire o aspecto de asombro o de indiferencia". Que me inflaron a pastillas. Que mi vieja se levantaba llorando. Que mi viejo, recién prejubilado, padecía por su parte "estados de ansiedad" ("angustia que suele acompañar a muchas enfermedades"). Que publicaron Me cago en mis viejos y ni me enteré por culpa de la disminución de la actividad de las funciones intelectuales." Carlos Cay.